Esta mañana soñé…

Esta mañana, minutos antes de despertar, soñé con ustedes nuevamente.

Primero te vi a ti, Isa. Ibas caminando con quienes asumo eran compañeritos tuyos; te vi a través de una ventana. Me saludaste tímidamente, como si alguien te fuera a decir algo por hacerlo. En tus ojos vi el deseo de saludarme, al mismo tiempo en el cual levantaste tímidamente tu manita para hacerlo discretamente. Aunque te di la mejor de mis sonrisas y te envié un beso, mi corazón se partió al verte entre el deseo de saludarme y el contenerte.

Luego te vi a ti, Moni. Pude abrazarte y darte un beso. Sentí tus brazos alrededor de mi cuello, y sentir el beso que me diste en “el cachete” ha sido la mejor sensación que tenido en muchos meses. Recuerdo – vagamente – que alcancé decirte cuánto te quiero, y aproveché para darte tantos besos como el letargo entre el dormir y el despertar me permitieron.

Acto seguido, desperté, y entre mi deseo por seguir durmiendo y darme cuenta que tenia que levantarme ya para empezar a trabajar, solo pude darle gracias a Dios por haberme permitido verlas, aunque sea en mis sueños. Como siempre les dije al estar con ustedes, fue el mejor momento de mi día.

Me parto entre la tristeza, el nudo en la garganta y las lágrimas contenidas, y la alegría que siente mi corazón por “haberlas visto”.

Ánimo, mis amores. Sé que nos ha tocado pasar a través de un infierno, pero pronto terminará esta dura prueba y podremos estar juntos. Hasta entonces, recuerden que todo mi amor es sólo suyo. Les mando – en la distancia – tantos besos y abrazos como necesiten. Las amo.

Papi.

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